jueves, 21 de febrero de 2013

One God One Farinelli




La música siempre ha sido una de mis pasiones, no entiendo un mundo sin música, tanto es así que durante una etapa de mi vida quise ser músico, desgraciadamente Dios no me brindó con ese don tan sobrenatural, y tuve con conformarme con estudiarla de un modo más teórico que práctico, siempre envidié a aquellas personas que tenían un oído prodigioso, a mí me costaba más de la cuenta, pero con trabajo y esfuerzo duro, conseguí mi grado elemental en música, del que me siento muy pero que muy orgulloso, de hecho me animaron a continuar, pero yo vi que ese camino había terminado para mí, yo no tenía un talento especial, sino mucho trabajo a mis espaldas.

De la música me quedo con muchas cosas, sobre todo con los grandes compositores del pasado, como por ejemplo Bach del que siempre dije que: "Es el hombre que Dios envió a la tierra, para que escribiese su música" de momento todavía no he visto ninguna afirmación tan grande como la que yo he puesto aquí.

Pero si la historia de alguien me apasiona es la de Farinelli, probablemente el "castrato" más famoso de la historia, Farinelli fue el mejor cantante de su tiempo, o eso recogen los textos de la época, sus trinos y su voz eran capaces de hacer palidecer a cualquier mujer, e incluso hacerlas desmayar. Tal era su fama que incluso no podía salir a la calle, el cantante evirado recayó en España, en la corte del Rey Felipe V, aquí en nuestro país se retiró completamente de la música y se convirtió en el mejor amigo del Rey, tanto es así que incluso se le encomendaron asuntos importantes de Estado, todas las noches le cantaba a Felipe V el mismo repertorio, para curar su estado melancólico por la muerte de su hijo.

Tras la muerte de Felipe V, Farinelli volvió a Italia (de dónde él era) amasando una gran fortuna y muriendo en la más absoluta riqueza.

No obstante también esta historia es muy cruel, hoy sólo nos acordamos de unos cuantos castratos, de los más famosos de su época, podría mencionar ahora mismo a Baldasare Ferri, Senesino (fue probablemente más importante que Farinelli, pues se retiró mucho después que él, y tenía prácticamente la misma fama), Rauzzini (Al que Mozart le compuso el Exsultate Jubilate), Cafarelli (fue un auténtico seductor en su época), Tenducci .... hay muchos ... pero ... ¿Qué ocurrió con aquellos que no tuvieron la misma suerte? pensad una cosa, en Italia se castraron durante el siglo XVIII a muchos niños (unos 5000 siendo Nursia la ciudad más famosa), y la formación del cantante precisamente no era fácil, debían de cantar durante todo el día en los orfanatos (pues la mayoría de cantantes venían de familias muy humildes, o en su defecto, eran huérfanos o niños dejados allí por madres que querían correr mejor suerte), la castración debía de llevarse a cabo antes de la pubertad del niño, y en ocasiones el barbero que era quién decidía la suerte o la desgracia del niño operaba en circunstancias muy adversas, por lo que era fácil que cualquiera de estos ángeles todavía por formar, muriesen de una infección.

Los más famosos como he dicho antes, amasaron grandes fortunas, pero los desgraciados, aquellos que perdieron su voz y sus testículos, quedaron inútiles de por vida, dejándolos en una deriva de amargura total, muchos de ellos se dedicaron al mundo de la Iglesia, otros .... nunca sabremos de otros ... porque la historia nunca recogió que fue de aquellos otros ...

Hoy me quedo con la historia de estos dioses angelicales que pulularon por la tierra y hacían vibrar a cualquier hombre como a cualquier mujer, una historia terrible que es mejor olvidar, pero que no se puede, porque tanto Carlo Broschi "Farinelli" (es curioso, que se llama Carlo, y que se le dedique una entrada, y siempre haya sido una fascinación para mí, si, querido lector, Carlo Casanova, coge Carlo por este gran cantante), como los demás dieron a la música su mayor etapa de esplendor vocal, pero también una de las más tristes historias de la música, hombres que pretendían ser mujeres, pero que no fueron ni una cosa ni otra.

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